Esta semana, les compartimos un texto del segundo capítulo de la exhortación del Papa Francisco:
"El gnosticismo y el pelagianismo, dos “falsificaciones de la santidad” que surgieron en los primeros siglos cristianos, siguen siendo engañosas.
Los gnósticos no miden la perfección de las personas por su grado de caridad, sino por la cantidad de datos y conocimientos que acumulen.
El mismo poder que los gnósticos atribuían a la inteligencia, los pelagianos comenzaron a atribuirlo a la voluntad humana, al esfuerzo personal
La gracia, precisamente porque supone nuestra naturaleza, no nos hace superhombres de golpe sino que nos toma y transforma de una forma progresiva.
Solamente a partir del don de Dios, libremente acogido y humildemente recibido, podemos cooperar con nuestros esfuerzos para dejarnos transformar más y más" Gaudete et exsultate:, Capítulo 2: Dos sutiles enemigos de la santidad