Beatriz y Fernando son matrimonio, padres de 8 hijos y abuelos de cuatro nietos. Fernando se dedicó a trabajar como empresario textil un tiempo y luego de “reinventarse”, tomó el camino del corretaje de propiedades. Beatriz es profesora y está en una nueva etapa en la que ya ha dejado de trabajar y hoy acompaña a su esposo en el rubro de las propiedades.
Beatriz es parroquiana de Santa María de Las Condes, participa desde hace 34 años, cuando llegó al barrio y ha participado en distintos espacios de la parroquia; acompañando a la pastoral de trabajadoras de casa particular, a los grupos de alabanza y de biblia. Fernando, en cambio, fue ateo y hace 23 años, luego de un proceso de conversión, comenzó a venir a misa, “recibí un llamado a la fe de parte del Señor, ese llamado vino a través de un hijo que profetizó para que yo creyera“, comenta. Así comenzó a participar de la parroquia, incluso fue encargado de Pastoral Social un tiempo y junto a su esposa están a cargo de la coordinación de distintas misas.
Beatriz y Fernando comparten también un vínculo arraigado a la espiritualidad ignaciana, de hecho, son los encargados de acompañar ejercicios espirituales de San Ignacio los días miércoles en nuestra parroquia.
En el mes de agosto Fernando y Beatriz asumirán un nuevo compromiso en la Parroquia, la de ser coordinadores parroquiales. Con sencillez, Fernando dice que este llamado “lo recibimos con susto, no sabemos bien a qué vamos, pero con ganas de asumirlo bien, con la idea de que nuestras capacidades que son complementarias en muchas áreas, vamos a conformar un buen equipo”.
“A mí me encanta el trabajo parroquial, creo que en este momento la iglesia y el papa decididamente nos está llamando en serio a trabajar en la iglesia y como laica me siento con el mismo compromiso que tiene el sacerdote”, opina Beatriz. El objetivo, dice, es “crear una parroquia lo más parecida a lo que la gente necesita, inventar una manera de ser Iglesia renovada espiritualmente y para eso la experiencia que tienen en acompañar a otras personas será de gran ayuda. Acompañar en los ejercicios espirituales nos hace ser bastantes perceptivos de cómo pasa el espíritu, en el tiempo, en las personas. Ver cómo el Señor le habla a cada persona y esa persona se da cuenta que está al lado de un resucitado, eso cambia la vida. Renovar el lugar en donde tú estás es realmente una función espiritual y no de oficina, por eso estoy contenta con el llamado, confío en la gracia, si Dios te llama para algo te da la gracia para hacerlo nunca te va a dejar abandonado”.
Sobre el momento que está viviendo la Iglesia se sienten con fe en que es una oportunidad de mejorar. “Es una época dolorosa para la Iglesia pero no significa que tengamos que renunciar a ella, tenemos que trabajar como tantas otras personas que también quieren que la iglesia sea cada vez mejor, cada más inclusiva, buscando la presencia del Señor”, comenta Fernando.
Su mensaje para la comunidad parroquial es el deseo de estar comunicados y cerca, especialmente de los alejados.
“Ojalá las personas comuniquen lo que necesitan. Vivimos en un barrio especial, con personas que no tienen las mismas necesidades que otras que están en otro barrios y la iglesia quiere acercarse a todos en su diversidad, pero es difícil hacerlo cuando no hay comunicación, entonces es importante que se acerquen y logremos coordinar sus necesidades para servirlos”, concluye Beatriz.
Oremos por Beatriz y Fernando, que el Señor les acompañe en este nuevo servicio a nuestra Iglesia y que como comunidad sepamos colaborar con esta misión.