Contenta tras haber participado de las misiones de verano en Chorombo, María José nos comparte cómo fueron estos días. "Nunca me había tocado ir a misionar a un pueblo en donde la gente fuera tan agradable y acogedora", dice la misionera.
"El grupo de misioneros me recibió con los brazos bien abiertos, irradiando alegría y entusiasmo para llevar el mensaje de Cristo a toda la comunidad", dice María José, quien además destaca que después de estas misiones terminó con una fe mucho más profunda. "La gente reflejaba el amor de Cristo y que a pesar de sus dificultades y obstáculos siguen perseverantes a Dios".