Para Gonzalo López, uno de los cuatro jóvenes de la parroquia que asistió al encuentro, los días de la jornada mundial fueron de alegría, esperanza, universalidad y entusiasmo por compartir y estar con Cristo. De lo vivido lo que más le llegó fue lo que dijo el Papa al inicio de la jornada: "un llamado a abrirse, a acoger a quien está desestimado por la sociedad, a quien es rechazado por ella o tal vez también por nosotros mismos, un llamado a amar a los demás, a entregarse al otro de manera directa, concreta y amorosa".
"Como el mismo Francisco dice, fijémonos en los santos de la puerta del lado. Pero esto es imposible de lograr si no acogemos como lo hizo María, respondiendo de igual forma con el “hágase”, recorriendo así el camino que Dios tiene para nosotros".