Este maravilloso matrimonio dedicado a servir al Señor, a través de la Pastoral Familiar y la prematrimonial, comparten con nosotros algunas ideas para meditar durante este mes de la familia. Les agradecemos su generosidad.
El Amor y el Hogar
En los tiempos que vivimos, y por qué no decirlo ¡siempre!, nuestra familia camina por una sociedad agitada, todos los problemas de ésta, la golpean duramente. Sin embargo, es la familia que influye en la sociedad y no a la inversa.
La familia fue constituida por Dios, su origen nos llama a construir un ambiente de amor, si en ella penetra la luz y el calor humano, impulsará la alegría y la comunicación. Si todo en cambio, está invadido por el frío del egoísmo y la indiferencia, cada uno tenderá a encerrarse en sí mismo.
Es bueno recordar que toda casa constituye automáticamente un hogar. Un hogar es una casa donde realmente podemos amar y sentirnos amados, escuchados y acogidos. Es para el hombre el espacio vital donde se entrecruzan aquellos vínculos fundamentales que sostienen nuestra vida y felicidad.
La estabilidad de un buen ambiente familiar, podemos asegurarlo con la presencia de Dios, anclándonos hacia arriba, es decir, sellado por su presencia. Por lo que la existencia de ritos que nos hagan consciente de nuestro diálogo con Dios, nos ayudará a fomentar armonía, un ejemplo es mantener un altar o imágenes religiosas en casa, también puede ser cuando compartimos nuestros alimentos, rezar agradeciendo tenerlos, en fin, hay tantas formas y acciones propias que cada familia.
Lo valioso es buscar siempre las rutinas que nos acerquen más a Dios.
"Tener un lugar para ir, es un hogar. Tener alguien a quien amar, es una familia.
Tener ambas, es una bendición"