Evangelio del IV Domingo de Cuaresma



Viernes 20 de Marzo, 2020



según san Juan 9, 1-41

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO   Jn 8, 12

Yo soy la luz del mundo, el que me sigue tendrá la luz de la Vida, dice el Señor.

EVANGELIO

Fue, se lavó y vio.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   9, 1-41

Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?

Ni él ni sus padres han pecado, -respondió Jesús-; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios.

Debemos trabajar en las obras de Aquél que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.

Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: Ve a lavarte a la piscina de Siloé, que significa Enviado.

El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía.

Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: ¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?

Unos opinaban: Es el mismoNo, respondían otros, es uno que se le parece.

Él decía: Soy realmente yo.

Ellos le dijeron: ¿Cómo se te han abierto los ojos?

Él respondió: Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: “Ve a lavarte a Siloé”. Yo fui, me lavé y vi.

Ellos le preguntaron: ¿Dónde está?

Él respondió: No lo sé.

El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver.

Él les respondió: Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.

Algunos fariseos decían: Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado.

Otros replicaban: ¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?

Y se produjo una división entre ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos? El hombre respondió: Es un profeta.

Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: ¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?

Sus padres respondieron: Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta.

Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías. Por esta razón dijeron: Tiene bastante edad, pregúntenle a él.

Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.

Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo.

Ellos le preguntaron: ¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?

Él les respondió: Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?

Ellos lo injuriaron y le dijeron: ¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés! Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de dónde es éste.

El hombre les respondió: Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad. Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada.

Ellos le respondieron: Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones? Y lo echaron.

Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: ¿Crees en el Hijo del hombre?

Él respondió: ¿Quién es, Señor, para que crea en Él?

Jesús le dijo: Tú lo has visto: es el que te está hablando.

Entonces él exclamó: Creo, Señor, y se postró ante Él.

Después Jesús agregó: He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven.

Los fariseos que estaban con Él oyeron esto y le dijeron: ¿Acaso también nosotros somos ciegos? Jesús les respondió: Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: “Vemos”, su pecado permanece.

Palabra de Dios

Fuente: laeucaristiadiaria.cl



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