Si la cuarentena es prevención, la Cuaresma es preparación a la Pascua. Experimentamos nuestra debilidad, nos sabemos enfermos crónicos y que Dios es nuestro único médico. Sólo Él puede salvarnos. No podemos curarnos a nosotros mismos por muy grandes que sean nuestros esfuerzos, ni tendría sentido aislarnos perpetuamente del mundo para huir de la tentación de caer en el mal.
La Cuaresma es un tiempo para hacernos conscientes de nuestros virus, combatirlos y agradecer que Dios cuente con ellos y actúa a través de ellos. Sólo Dios puede salvarnos, es cierto. Pero necesita que le dejemos que nos salve para poder hacerlo, desde la perspectiva adecuada. Ni abatimiento, ni cumplimiento estricto, ni superioridad. Sólo, con confianza, deja que Él actúe.
Fuente: pastoralsj