Marta Cabrera y Cristián Larraín, tienen 24 años de casados y dos hijos. Durante 18 años realizaron como apostolado, la formación de novios para el sacramento del matrimonio en nuestra parroquia. Ahora se despiden de la Pastoral Prematrimonial, porque han decidido tomar nuevos desafíos y nos comentan su experiencia.
“Estamos muy agradecidos con la parroquia y con la Pastoral Familiar por este espacio donde hemos crecido y fortalecido nuestra fe como matrimonio. Este trabajo al Señor, nos permitió encontrar una actividad que pudiéramos realizar como pareja, esto fue lo más valioso. Se le ocurrió a mi señora porque ella sabía que era importante para mí, ayudar a mi iglesia y comprometerme de alguna forma con ella”, expresó Cristián.
Por su parte, Marta nos dice: “Sin duda, en estos años hemos ganado mucho más que los novios, estoy completamente segura que muchos se fueron contentos, y la mayoría, más cercanos a Dios y a la Iglesia. Varios años, llegaban a nuestra casa para la catequesis, por cumplir un requisito que se les pedía para casarse, muchos solo iban solo para cumplir con la formalidad. Sin embargo, fueron muy emocionantes los momentos cuando se despedían. Siempre les teníamos un regalo al finalizar, como una tradición mía, pero más de una vez, ellos llegaron con regalos para nosotros. Recuerdo que había un ingeniero agricultor que llegó con sacos de papa, lechugas y demás, eran regalos especiales, significativos y que los reflejaban a ellos. En otra ocasión, uno de los novios al salir de nuestra casa le dijo a Cristián: “Yo vine sin ninguna expectativa, pero con las charlas me he transformado, porque me había alejado de la Iglesia y hoy me he vuelto a reencontrar”, por estas cosas sabemos que nuestra labor ha valido la pena”.
En su larga trayectoria, nuestro matrimonio catequista también se enfrentó a hermosos desafíos, uno de ellos fue el abrir su corazón para ser más acogedores con quienes no eran católicos practicantes, o incluso, algunos que eran ateos, pero que por alguna razón deseaban casarse por la Iglesia católica, Cristián nos dice al respecto: “Nosotros en la parroquia somos catequistas, no somos un movimiento, por ello nos llegaban novios que quizá no tenían una formación impecable en términos de la Doctrina de la Iglesia. Esto nos hizo ir abriendo el corazón y el entendimiento, para irnos acostumbrando a ser y tener, una espiritualidad más flexible, más acogedora como nos ha dicho el Papa Francisco, y sobre todo, ser más comprensivos de cómo se vive el mundo en estas nuevas generaciones”.
“Esto como pareja nos interpeló, al darnos cuenta de cómo se ve la realidad de la Iglesia a través de las experiencias de los novios, sus dudas, sus inquietudes y sus fundamentos en lo que coincidían y en lo que no, de esta forma, nos enriquecíamos mutuamente. Era un desafío muy lindo, el tener que estar siempre atentos como catequistas a responder sus preguntas y enamorarlos de Dios. Fue muy desafiante mostrar a las parejas que esto es un sacramento, y como tal, conlleva una vocación muy especial”, enfatizó Marta.
Son innumerables las experiencias que marcaron su camino en la catequesis, entre algunas de ellas se encuentran:
“Iniciamos este servicio, en los comienzos de la crisis de la iglesia en Chile, por lo que mostrar lo bello del sacramento del matrimonio, marcó sin duda esta experiencia. Además, el hecho de que logramos acercarlos a Dios de una manera positiva, con apertura, como algo entretenido y abierto, para que nunca se sintieran juzgados y cuestionados”, nos compartió Cristián.
Por su parte Marta nos comentó: “Hasta el día de hoy, conservo dos novias que siguen siendo mis amigas. Una de ellas ya tiene 10 años de casada y la otra 5, es uno de los regalos más bonitos que me llevo de la catequesis. También, el agradecimiento de que más de un parte de matrimonio nos llegó. Esos gestos espontáneos nos han retribuido el doble de lo que nosotros hacíamos”.
Finalmente, Cristián nos contó la razón por la que se despiden de su labor pastoral parroquial:
“Al ir observando la contingencia y crisis política del país, siento que Dios me está llamando como cristiano a nuevos desafíos a través de la participación política, entendida como un deber y un servicio para el Bien Común, donde la misma Doctrina Social de la Iglesia nos hace un llamado.
No existe convocatoria irrelevante si queremos ser protagonistas de la construcción de un Chile humano y fraterno, justo y solidario, consciente y dialogante, abierto e inclusivo. Y aquí es para mí, donde la fe y compromiso político y social se complementan”.
Gracias Marta y Cristián por su trabajo durante estos años, les deseamos el mejor de los éxitos en todo lo que viene y rezaremos por ustedes.