Celebrando a san Lorenzo, saludamos con cariño a nuestros diáconos



Viernes 06 de Agosto, 2021



¡Muchas felicidades Samuel y Javier!

El 10 de agosto, la Iglesia Universal celebra a san Lorenzo, diácono y mártir. 

Él fue uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontífice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres.

¡Es él quién inspira a Samuel Mujica y Javier González que sirven como diáconos en nuestra parroquia! Los saludamos con mucha alegría y agradecemos profundamente todo el cariño que pone, día a día, para servir a nuestros feligreses. 

Aprovechamos la oportunidad y les hicimos una pequeña entrevista sobre su trabajo durante este año y lo que significa el diaconado para ellos. Aquí sus respuestas:

¿Cómo ha sido tu trabajo como diácono durante el tiempo de pandemia?

Samuel Mujica: “Durante el año 2020, fue acompañar las misas online preferentemente, debido a que no se sabía mucho cómo enfrentar esta pandemia. Durante este 2021 se mantiene el acompañamiento online, pero además otras funciones”. 

Javier González: "Nuestra primera prioridad durante este tiempo de pandemia ha sido mantener los servicios que ofrecemos a la comunidad". 

 ¿En qué ha consistido el trabajo? 

Samuel Mujica: “Apoyar en las declaraciones de Matrimonios, celebración de Bautismo, inicio de catequesis y coordinar a los servidores del altar en el control de misa”.

Javier González: "En mi caso, como responsable de la Pastoral Familiar, lo primero que hicimos fue coordinarnos con los monitores de manera de hacer la catequesis prematrimonial por Zoom en lugar de presencial. Para hacerlo más personalizado, se decidió hacer catequesis en grupos de una pareja. Cuando se hacía en forma presencial, los grupos eran de hasta 3 parejas de novios. 

Por otro lado, he apoyado a que el Consejo Pastoral también siga funcionando por Zoom. Incluso este año se hicieron dos encuentros de escucha y reflexión pastoral, durante los cuales trabajamos algunos temas en subgrupos.

También he apoyado al Padre Nicolás y al diácono Samuel en la celebración de las misas que se transmite por YouTube". 

¿Cuáles han sido los principales desafíos y qué destacas de este tiempo?

Samuel Mujica: “El principal desafío es poder estar en contacto con las personas que más lo necesitan, por ejemplo, este año se han efectuado responsos de personas que han fallecido durante la pandemia, que no pudieron hacerlo en el momento de su fallecimiento. Además estoy participando en la Vicaria de la Misericordia del Arzobispado de Santiago, que consiste en apoyar en responso en los cementerios”.

Javier González: "Creo que asumimos el desafío de mantener viva la Parroquia a pesar de las cuarentenas, y con el aporte de todos, lo hemos logrado. Lo que no significa que no añoremos el contacto personal, el cual gracias a Dios, en las últimas semanas hemos ido retomando". 

¿Qué significa para ti ser diácono?

Samuel Mujica: “Durante mi retiro canónico el año 2015, requisito para poder recibir el Sacramento del Orden en el Grado de Diácono, con la gracia inmerecida de Dios escribí: 'Señor Jesucristo Tú que por la salvación del hombre te hicisteis servidor de la humanidad, infúndeme  la gracia de desear la humildad entregando bondad, consolación, servicio y amor a todos los hombres y mujeres, amén'. Esto es para mí ser diácono, que se refleja en la actitud de servicio de nuestro Señor, tomada como recuerdo de mi ordenación”. 

Javier González: "Es un regalo de Dios, el descubrir que Él me llama a servirlo en este ministerio. A una edad en que ya empezaba a ver no tan lejana mi jubilación, cuando ya en mi casa empezábamos a ver el nido vacío, ¿quién soy yo Señor para que te fijes en mí? Son tantos los regalos que Dios me ha dado en mi vida: mis talentos, la posibilidad de estudiar una carrera, mi familia, mis amigos, tantas veces en que Dios ha actuado en mi vida, especialmente en los momentos más difíciles como Él me ha ayudado a salir adelante.

Como diácono solo aspiro a cumplir la voluntad de Dios y a servir a la comunidad. Uno de los aspectos más bonitos en mi ministerio ha sido la posibilidad de acercarme a muchas personas que confían en uno, que te ven como representante de la Iglesia y uno puede ser instrumento para acercarlo al Señor. Especialmente, he tenido ocasión de tener cercanía con personas en la frontera, que estaban un poco alejados ¡Qué alegría sentir que el Señor se ha valido de mí para acercarlos a Él! ".

Conoce más sobre san Lorenzo

En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.

La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás". Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.

Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todo el dinero y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los cálices de oro, copones y candelabros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas.

El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a Lorenzo y le dijo: "Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candelabros muy valiosos. Vaya, recoja todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar".

Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".

Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: "¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!"

El alcalde lleno de rabia le dijo: "Pues ahora lo mando matar, pero no crea que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir, lo martirizaré horriblemente".

Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura.

Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísimo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso.

Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: "Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer". Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.

El poeta Prudencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatría empezó a disminuir en la ciudad.

San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.

El santo padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, siendo la Basílica de San Lorenzo la quinta en importancia en la Ciudad Eterna.

Fuente: ACIPrensa. 

¡Recemos por nuestros diáconos para que siempre mantengan su amor a Dios y su testimonio de entrega y solidaridad a la comunidad!

 


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