Son personas que marcaron nuestro camino hacia Jesús, por ser testimonios vivos de fe y caridad.
San Josafat, obispo y mártir, 12 de noviembre:
En el siglo XVII, Josafat, obispo de Polotsk, Rutenia, región gobernada por el Rey de Polonia, dedicó su vida a buscar la unificación de la Iglesia Greco-Ortodoxa con la Iglesia Latina. Apoyó a la "Iglesia Uniata", pero los ortodoxos lo consideraron una traición y por ello fue martirizado en 1623.
San Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia, 15 de noviembre:
El "doctor universal" y gran reformador de la Orden Dominica, aún en vida fue reconocido como "Magno", es decir, grande. Fue maestro de santo Tomás de Aquino y pasó toda su vida entre sus amados estudios, enseñanzas y los encargos pastorales que le fueron asignados, hasta su muerte en 1280.
Santa Margarita de Escocia, 16 de noviembre:
Fue reina junto al rey Malcon III. Tuvo seis hijos y dos hijas. Su esposo era cruel y rudo, pero la amabilidad de Margarita lo fue volviendo amable y caritativo, tanto que él mismo le ayudaba a servir a los pobres que llegaban a pedir alimentos. De los hijos de Margarita, dos llegaron a ser santos y tres fueron reyes, y del esposo de una hija de ella, Enrique I, proviene la actual familia real de Inglaterra.
Santa Isabel de Hungría, religiosa, 17 de noviembre:
Cuando muere a los 24 años, en 1231, Isabel ya era “Santa” para muchos. Casada a los 14, madre a los 15 y viuda a los 20. Elige la pobreza franciscana de la Tercera Orden. Visitaba y asistía a enfermos, sin darle importancia a su linaje de soberana del trono de Hungría.
¡Reconozcamos en estos hombres y mujeres la verdadera santidad que lleva a la gloria de Dios!
Fuente: Vatican News y AciPrensa