San Dámaso I, papa, 11 de diciembre
Gracias a él, Papa del 366 al 384, el recuerdo de los mártires no se perdió: cada tumba identificada era adornada con epígrafes que describían las gestas del difunto. Defendió el primado de la Sede Apostólica y entregó a san Jerónimo la traducción de la Biblia del hebreo y del griego al latín.
Santa Lucía, virgen y mártir, 13 de diciembre
Padeció el martirio el 13 de diciembre del año 304. Se narra que durante el proceso, el juez se enamoró de sus hermosos ojos, y que ella misma se los arrancó para acabar con esa pasión, enviándolos al juez. Nace de aquí la invocación a Lucía como protectora de la vista.
San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia, 14 de diciembre
Maestro de teología y místico español del 1500, fue reformador de la familia carmelita junto a su amiga santa Teresa de Jesús. Proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa Pío XI en 1926, es llamado por la tradición “Doctor místico”.
¡Sus testimonios nos calan el corazón, sigamos sus ejemplos!
Fuente: Vatican News.