Cada semana vamos recordando los santos que nos marcaron el paso hacia el Señor, por su testimonio de fiel amor a Dios y a la Iglesia.
San Juan XXIII, Papa, 11 de octubre
El pontificado de este santo padre, no duró ni cinco años, pero sigue siendo inolvidable. Después de una larga experiencia diplomática y luego de haber pasado por dos guerras, en 1959 el "Papa bueno" convocó el Concilio Vaticano II para dar respuestas a los desafíos de la actualidad. Es santo desde 2014. (Fuente: Vatican News)
Te recomendamos su libro "Diario del alma", el cual nos ayudará en estos tiempos de mucho movimiento y vida acelerada, a pedir gracia y serenidad a Dios. Porque este gran santo, nos regala justamente un decálogo de la serenidad, que te invitamos a rezar y a tratar de llevarlo al día a día.
DECÁLOGO DE LA SERENIDAD
1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente al día, sin querer resolver los problemas de mi vida todos de una vez.
2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé criticar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos..
5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9.- Sólo por hoy creeré firmemente -aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena Providencia de Dios se ocupa de mí, como si nadie más existiera en el mundo.
10.- Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
¡Pidamos la intercesión de este gran santo, que nos enseña tanto sobre la vida y sobre el alma!