Luz del Carmen y Alberto, quienes tienen 64 años de matrimonio, tres hijos y cuatro nietos. Este matrimonio se unió, el 2016, al programa Creando Puentes (actualmente en pausa), que tenía como objetivo acercar a una familia de la Parroquia con otra familia de parroquias hermanas.
Hasta el día de hoy siguen teniendo un lazo muy firme y constante con una familia de La Florida, con la cual se comprometieron y quisieron apoyar hace ya, 6 años.
"Podemos decir con sinceridad que hemos desarrollado un real sentido de amistad con ellos", como nos comentan.
Nos cuentan que es una familia de clase media en la que viven juntos: el padre, que se había especializado en forja de portones, rejas, sillas, mesas, etc.; la madre, que era profesora primaria y trabajaba en un buen colegio privado; la hija y una hermana de la esposa, que había quedado viuda.
El grupo familiar comenzó a padecer de una serie de enfermedades. La hija sufrió a los ocho años de una encefalitis viral. El diagnóstico médico era que no sobreviviría los seis meses. La madre no aceptó esta decisión, dejó el trabajo de profesora primaria y se abocó, todo su tiempo, a sacar adelante a la niña. Hoy tiene 37 años, sigue postrada, pero se da a entender con ciertos sonidos básicos.
La esposa ha tenido una serie de fracturas con otros problemas de salud, que le impiden moverse con facilidad. Se hizo cargo de su hermana, que estuvo postrada desde el 2011 hasta su fallecimiento, el 2018. Y el marido perdió la visión de un ojo, por lo que solo puede realizar trabajos menores de conserje o reparaciones.
Sumado a esto, el año 2016, la familia había perdido su casa y el taller. Vivía con el ingreso de tres jubilaciones que ascendían a la cantidad de $350.000, de los cuales $90.000, los gastaban en pañales de adulto.
Luz del Carmen y Alberto nos relatan que su "primera visita consistió en conocernos. Nos sorprendió gratamente el ambiente en que vivían. Decidimos hacernos cargo de la adquisición de los pañales, que era el principal desembolso de dinero, compromiso que hemos mantenido anualmente".
"Además, acordamos que los visitaríamos, a lo menos, un sábado en el mes y mantendríamos el contacto vía celular. Suspendimos nuestras visitas durante el comienzo de la pandemia, pero las retomamos cuando ellos y nosotros nos pusimos las cuartas dosis".
Agregan que cada vez que visitan a la familia les regalan víveres para aliviarles el presupuesto y cuando murió la hermana de la madre aportaron con los gastos funerarios. Los han ayudado también con algunos electrodomésticos para su hogar y con implementos y exámenes médicos.
"Sin embargo, el mayor aporte que creemos que estamos haciendo, es el tiempo que dedicamos a escuchar sus padecimientos, darles nuestro cariño, sin esperar nada en retribución", nos afirman.
Para ellos, estos 6 años de acompañamiento han sido de profundo crecimiento, aprendizaje y sobre todo, de obtención de gracias de Dios.
"En primer lugar, hemos aprendido que la dignidad humana no se pierde en tiempos de tribulación. Nuestra familia - porque para nosotros es nuestra - ha mantenido su dignidad de hijos de Dios a pesar de todas las calamidades y enfermedades que han tenido que enfrentar".
"En segundo lugar, hemos experimentado la caridad en el sentido más puro de la fe. Ver como dos miembros de la familia que adolecen de problemas serios, se esmeran en entregar el amor a los dos otros integrantes, ha sido realmente hermoso".
"Tercero, ha sido un ejercicio para aprender sobre la paciencia. En esta familia jamás hemos percibido actitudes negativas, siempre hay alegría en su vivir".
Alberto y Luz del Carmen los llaman con cariño sus “santos vecinos”, "los de la puerta de al lado", de los que habla el santo padre: "santos e irreprochables ante el Señor por el amor”.
Finalizan su testimonio agradeciendo sobre todo a Dios "por permitirnos tener esta hermosa experiencia, que fortalece nuestra fe, caridad y nuestra misericordia, porque 'Solo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos. Por eso me retracto y me arrepiento echado en el polvo y la ceniza' (Job 42, 5-6)".
¡Muchísimas gracias Alberto y Luz del Carmen por su testimonio profundo de caridad al prójimo!