Los fines de semana del 7 y 8 de mayo y del 14 y 15 del mismo mes tendremos la campaña de renovación del Cali invitando también a nuevas personas que quieran aportar con su contribución a la Iglesia en nuestra Parroquia.
La contribución del 1% es de gran ayuda para desarrollar el trabajo pastoral de nuestra comunidad y nuestra Iglesia ya que lo que se recauda no sólo aporta a la parroquia, sino a toda la Iglesia de Santiago, para contribuir al pago de los gastos del culto divino, construcción y mantención de templos y lugares de culto, pago de personal laico remunerado, aporte para los sacerdotes y religiosos(as), gastos del Seminario y seminaristas, pero sobre todo y de manera especial, ayuda a aquellas parroquias que no tienen recursos para su funcionamiento.
Mitos que giran en torno al 1% y a los recursos de la Iglesia
1- El aporte del 1% a la Iglesia se puede reemplazar con los aportes a obras de caridad, a movimientos apostólicos o con apostolados en catequesis o voluntariado.
El aporte del 1% a la Iglesia es irremplazable. Las obras de caridad son muy valiosas y la Iglesia las promueve, pero esa donación no exime de la responsabilidad de entregar el 1% porque su contribución es un deber de justicia para poder tener templos dignos, sacerdotes preparados y disponibles para atender a su comunidad, para formar en la fe a niños y adultos y para realizar tantas obras de caridad que se emprenden desde las mismas parroquias.
2-La Iglesia es muy rica en propiedades.
Si bien es cierto que la Iglesia tiene, tanto en Chile como en el mundo, muchos bienes inmuebles como templos, capillas, colegios, cementerios, etc, estos son lugares de culto, caridad y servicio a la sociedad y en su gran mayoría, han sido donados a la Iglesia para el beneficio de la comunidad. Son patrimonio de cada país y su Iglesia, no son inversiones que deban verse con criterio inmobiliario.
3- La Iglesia en Chile recibe aportes desde el Vaticano y/o del Estado.
Por lo general, la Iglesia en Chile no recibe aportes desde ninguna de estas dos entidades. En el caso del Vaticano, todas las diócesis de Chile, al igual que las del resto del mundo, envían anualmente al Papa, el “Óbolo de San Pedro”, un aporte para que el Santo Padre pueda realizar diversas obras de caridad, misiones y asistencia a las Iglesias más pobres del mundo. Aun así, es importante destacar que ante situaciones de catástrofe extremas, desde la Santa Sede nuestro país ha recibido recursos superiores incluso a los que la Iglesia en Chile aporta al Vaticano en todo un año. Respecto de aportes del Estado, en 1925 la Iglesia chilena se separó del aparato estatal, por lo que a partir de entonces, en todo lo que se refiere a la profesión de nuestra fe, la Iglesia en Chile se mantiene exclusivamente con los aportes de sus fieles. En el caso de otras instituciones ligadas a la Iglesia, como por ejemplo establecimientos de educación, sí se reciben importantes aportes del Estado.
4-El Vaticano debería ocupar sus riquezas para ayudar a los más desposeídos.
A pesar de que el Vaticano tiene a su cargo templos y museos con enormes riquezas artísticas y culturales, estas no pueden venderse porque son patrimonio de la humanidad. Lo mismo sucede con las iglesias de cualquier parte del mundo: estas no son propiedad de los sacerdotes ni de los obispos, sino que nos pertenecen a todos. Cabe destacar además, que por Derecho Canónico, la Iglesia está obligada a respetar la voluntad que tuvo el donante al realizar una donación. Por ejemplo, sería impensable que una imagen de la Virgen del Carmen, regalada para la veneración popular, se vendiera a un coleccionista de antigüedades.
5- Las parroquias más grandes reciben muchos recursos, por lo tanto no es necesario aportar el 1% a estas parroquias.
Dentro de la Iglesia se promueve de manera especial que las parroquias que reciben mayores aportes por concepto del 1%, los compartan con aquellas que reciben menos y tienen mayores necesidades. Sin embargo, esto no es frecuente porque solo el 7% de los católicos contribuye mensualmente con parte de sus ingresos a su parroquia, por lo que la redistribución de ingresos es muy pequeña en relación a la gran necesidad que existe. Es necesario destacar que solo los aportes que se realizan a través del 1%, permiten la solidaridad entre parroquias y pueden ser una forma muy concreta de contribuir a la mantención de aquellas que están ubicadas en zonas de mayor necesidad y menos recursos.
6- La Iglesia no paga servicios básicos como luz, agua y teléfono. Los sacerdotes y personas consagradas reciben alimentos, transporte y vestuario sin costo.
Las parroquias, capillas, salas de reunión parroquiales y casas parroquiales pagan servicios igual que cualquier otra vivienda en Chile. No existe ningún tipo de rebaja o exención de pago ni en los servicios básicos ni en la alimentación o transporte. En una parroquia se generan básicamente los mismos gastos que en una casa, con la diferencia de que es una casa más grande y nos pertenece a todos los fieles.
Porque "Con el 1%, tú le das vida a tu parroquia y a tu iglesia", te animamos una vez más a aportar a la misión de la iglesia.
Te invitamos a leer la carta del Padre Nicolás Achondo con motivo de esta campaña, que está al final de esta noticia.