El 5 de diciembre, José cumplirá 40 años desde que fuera ordenado diácono, por el entonces obispo auxiliar de Santiago Monseñor Enrique Alvear, en la parroquia La Transfiguración del Señor. Sus primeros años fueron de servicio pastoral como asesor de las comunidades juveniles de esa parroquia y de la Zona Cordillera.
Al compartir su testimonio, José explica que, “esta vocación de amor y servicio al Señor y a los hermanos, fue una respuesta a la búsqueda de motivación y crecimiento en mi compromiso de Fe”
¿Cómo fue su proceso de discernimiento?
Fue un proceso de discernimiento y preparación, manifestado naturalmente a partir de nuestro compromiso como matrimonio y familia junto con Anita, mi esposa. Después del Concilio Vaticano II, la iglesia chilena abrió este camino vocacional e inició la preparación al diaconado de los primeros postulantes.
¿Cómo se manifiesta este servicio en la comunidad parroquial?
Tres son los campos de servicio diaconal: el servicio de la caridad, servicio de la Palabra y servicio del Altar. Aunque debe haber una armonía y equilibrio entre estas tres realidades, lo más demandante para el diácono será el servicio de la caridad.
Ser diácono significa para José vivir la voluntad del Señor, no solo en su vida personal sino también al interior de su hogar, en el mundo del trabajo y en las distintas realidades en que le toca estar presente. “Significa realizar el querer de Dios y la vivencia de ideales en lo matrimonial y familiar, con una gran apertura al mundo que me rodea, viviendo los valores del Evangelio y haciendo presente a Cristo Servidor en todas las realidades de vida”.
“La vocación diaconal parte de una primera vocación y sacramento, que es el matrimonio y la familia. Es el inicio y apertura a un nuevo Sacramento como consagrado, no en orden al ministerio sacerdotal si no al ministerio de servicio. Este sello se marca fuertemente desde las vivencias como familia, una clara inserción y testimonio en el mundo profesional y del trabajo; poniendo a la Iglesia en el corazón del mundo, en una permanente acción pastoral y evangelizadora”.
Pedimos al Señor por José, por su familia y por todos los diáconos que con su vocación nos ayudan día a día a acercarnos más a Dios.