Desde hace cinco años que Lucrecia es servidora del altar en nuestra parroquia. “Tenía la inquietud por servir, mi hija ya era servidora del altar, entonces, me explicó que principalmente esto era un compromiso con la parroquia, eso me animó, me acerqué e inscribí para los cursos”, recuerda.
En este tiempo, lo que más le ha quedado grabado en el corazón a Lucrecia es que ser servidor del altar significaba estar siempre disponible. “Estar dispuesto para lo que se requiera, no solo para dar la comunión, sino para llegar a rezar el rosario antes de la misa, para la comunión espiritual y básicamente se trata de estar dispuesto a ayudar”.
En este espíritu, Lucrecia ha tomado un compromiso personal con la parroquia que se expresa en estar siempre presente en las misas de las 08:10 horas, así, ella junto a dos personas más llegan muy temprano, en la mañana para ver que esté todo listo para la celebración.
“Siendo servidora del altar uno siente que algo está aportando y que puede ser un ejemplo también para otras personas para que se acerquen y sean solidarios”, concluye Lucrecia.
Pidamos al Señor por Lucrecia y por las personas que como ella, sirven a Dios en el servicio al altar.