El Inmaculado Corazón de María representa el amor, la compasión y la pureza de la Madre de Jesús. Es un símbolo de su entrega incondicional a Dios y de su inmenso amor por nosotros.
Cuando mostramos reverencia hacia el Inmaculado Corazón de María, estamos igualmente mostrando reverencia hacia Jesús, ya que al rendir homenaje a la Madre, estamos rindiendo homenaje al Hijo. Además, no debemos olvidar que María también es nuestra madre, por lo que orar hacia su bondadoso corazón es buscar su intercesión y protección.
“De María aprendemos a amar a Cristo, su Hijo y el Hijo de Dios… De ella aprendemos a ser siempre fieles, a confiar en que la Palabra de Dios se cumplirá en nosotros, que nada es imposible para Dios”. (San Juan Pablo II)
Fuente: ewtn.com/es