Escogiendo a Israel como su Pueblo, Dios no quería excluir de la salvación a los otros pueblos. Todos, creyendo en el Señor y amándolo, encontrarán la alegría de la intimidad con Él.
Si pareciera que el Señor siembra en nuestros corazones la tristeza, es para que nazca una alegría nueva y segura. Es por esto que se hace necesario creer con constancia, orar con insistencia y confianza obstinada, porque Dios jamás desatiende la voz de quienes se abandonan en Él.
PRIMERA LECTURA
Conduciré a los extranjeros hasta mi santa Montaña.
Lectura del libro de Isaías 56, 1. 6-7
SALMO RESPONSORIAL 66, 2-3. 5-6. 8
R/. ¡Que los pueblos te den gracias, Señor!
SEGUNDA LECTURA
Los dones y el llamado de Dios a Israel son irrevocables.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 11, 13-15. 29-32
EVANGELIO
Mujer, ¡qué grande es tu fe!
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 15, 21-28
Hagamos lectura divina orante: