Solo con el Espíritu de Dios podemos conocer plenamente quién es Cristo. Pedro, al confesar a Jesús como el “Mesías, el Hijo de Dios viviente” ha entrado en el plano del Espíritu, haciéndolo merecedor del encargo más importante de entre la comunidad en servicio de todos: se le concede el poder de las llaves, será el encargado de “atar y desatar” en la tierra, así se hará igualmente en el cielo.
El primado de Pedro siempre se ha ejercido como un servicio y así lo ha entendido la Iglesia desde su inicio, no es un poder para dominar sino para servir.
PRIMERA LECTURA
Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David.
Lectura del libro de Isaías 22, 19-23
SALMO RESPONSORIAL 137, 1-3. 6. 8bc
R/. Tu amor es eterno, Señor.
SEGUNDA LECTURA
Todo viene de Él, ha sido hecho por Él, y es para Él.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 11, 33-36
EVANGELIO
Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los Cielos.
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-20