Los discípulos están en la barca, en medio de las olas y la tormenta. Que desesperación nos viene cuando los problemas de la vida nos abaten, nos desesperamos y gritamos a Dios que venga en nuestro auxilio.
Él se nos ha aparecido tantas veces y no lo reconocemos igual que sus discípulos, desconfiamos de su presencia y gritamos “¡es un fantasma!”, y nos da miedo, el miedo paraliza, ata y nos impide reconocerlo.
El evangelista nos invita a reconocerlo y a hacer más grande la fe, especialmente cuando sentimos que no contamos con su presencia y nos sentimos abandonados. Digamos entonces con sus discípulos: realmente eres Hijo de Dios.
Lecturas:
PRIMERA LECTURA
Quédate de pie en la montaña, delante del Señor.
Lectura del primer libro de los Reye 19, 9. 11-13a
SALMO RESPONSORIAL 84, 9-14
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia, y danos tu salvación
SEGUNDA LECTURA
Desearía ser maldito, en favor de mis hermanos.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 9, 1-5
EVANGELIO
Mándame ir a tu encuentro sobre el agua.
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 14, 22-33