Cada 24 de noviembre, la Iglesia recuerda a San Andrés Dung-Lac y los 117 mártires, cristianos conversos y misioneros europeos que llegaron a Vietnam con el deseo de anunciar la Buena Nueva.
En la medida que el cristianismo se fortalecía en la vida social y la cultural, se fue generando odio y repudio, especialmente en los siglos XVIII y XIX donde muchos cristianos, entre vietnamitas, extranjeros, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos fueron muertos y torturados.
A lo largo del siglo XX, la Iglesia Católica ha reconocido la santidad y entrega de quienes murieron en Vietnam por odio a la fe.
En representación de ellos, se recuerda al sacerdote San Andrés Dung-Lac, muerto el 21 de diciembre de 1839; junto a otros 117 mártires que perdieron la vida de distintas formas.