Juan, el Bautista, que prepara a la gente a reconocer a Cristo, exige las pruebas de una verdadera conversión y ellas son las obras de justicia y de amor.
El niño de Belén, Jesús el Señor, es nuestro salvador y también nuestro Juez, es el Juez del Amor que espera de nosotros un testimonio de fe y de fidelidad a su Mensaje.
El cristiano, sabiendo que ha recibido en Cristo todos los dones de Dios, no tiene motivo para dejarse vencer por la tristeza, incluso cuando la adversidad pareciera autorizar la desesperanza. Nuestra fuerza es la oración, es la certeza de la comunión con Dios que tiene que inundar nuestras almas. Es la paz que viene del Señor que nos hace capaces de resistir todo tipo de asalto y todo tipo de mal. (1)
PRIMERA LECTURA
Desbordo de alegría en el Señor.
Lectura del libro de Isaías 61, 1-2a. 10-11
SALMO RESPONSORIAL Lc 1, 46-50. 53-54
R/. Mi alma se regocija en mi Dios.
SEGUNDA LECTURA
Consérvense irreprochables en todo su ser, hasta la Venida del Señor.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Tesalónica 5, 16-24
EVANGELIO
En medio de ustedes hay alguien a quien no conocen.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 1, 6-8. 19-28