La Navidad no se limita solo al 25 de diciembre, sino que se extiende hasta la fiesta del Bautismo del Señor.(1)
Es un tiempo para seguir celebrando su significado y reflexionando la trascendencia de este hecho que marcó un antes y un después en la humanidad.
La Navidad nos brinda la oportunidad de vivir y compartir la alegría y gratitud por el regalo que Dios nos ha dado al enviarnos a su Hijo para nuestra salvación.
Es un tiempo para meditar el misterio de la encarnación, que nos entrega muchas enseñanzas y nos invita a convertir nuestro corazón de piedra para extender la Buena Noticia en la vida cotidiana, con nuestros hermanos.
La Navidad no ha terminado. Aprovechemos estos días para estar más cerca de Dios, compartir con nuestros seres queridos y vivir en gratitud por el regalo de la vida y la salvación que Jesús nos trajo.
Fuente (1) aciprensa.com