Cada 17 de enero recordamos a San Antonio Abad que nació en el Egipto Medio entre los años 250 y 260.
A los 20 años, después de escuchar en un templo las palabras evangélicas: “si quieres ser perfecto, anda, vende cuanto tienes y sígueme” (Lc. 18-22); se retiró a una tumba situada entre rocas, luego a un castillo ruinoso y abandonado en el desierto y finalmente a una montaña situada cerca del Mar Rojo.
En la soledad encontró sabiduría, libró y superó varias luchas internas y se convirtió en ejemplo de otros ermitaños que llegaron a buscarlo para pedirle sus consejos.
Así se hizo de varios discípulos que se reunieron en torno a él hacia el año 311, y juntos se fueron hacia Alejandría, en Egipto, para dar valor a varios cristianos encarcelados.
Posteriormente, esta comunidad volvió al desierto y a partir de ese momento, hasta el propio emperador Constantino lo fue a buscar para platicar con él, además de varios obispos y sacerdotes.
San Antonio Abad falleció hacia el año 355, a los 105 años de edad.
Conoce más datos sobre él, en el video.