Nuestro Señor prohíbe a sus discípulos atribuirse honores que solamente corresponden a Dios, nuestro Padre, y a Jesucristo, único maestro de todos. El Señor no se queda en las palabras y se preocupa de formar el espíritu. Lo que importa es que los discípulos estén claramente convencidos de ejercitar su misión en total dependencia de Dios y de Cristo, como humildes servidores de sus hermanos.
La tarea que el Señor les encomienda, se realiza en el nombre y por mandato de Jesucristo. El más grande honor, el más alto cargo entre nosotros, es el de ser humildes servidores de nuestros hermanos. (1)
PRIMERA LECTURA
Ustedes se han desviado del camino y han hecho tropezar a muchos con su doctrina.
Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14b-2, 2b. 8-10
SALMO RESPONSORIAL
130, 1-3
R/. Señor, guarda mi alma en la paz junto a ti.
SEGUNDA LECTURA
Deseábamos entregarles, no solamente el Evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 1, 5b; 2, 7b-9. 13
EVANGELIO
No hacen lo que dicen.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 23, 1-12