En el Evangelio, Jesús nos enseña que los dones divinos de la salvación no pueden quedar inertes en nuestros corazones. Ellos son, al mismo tiempo, inmerecidos y preciosos. Debemos hacer fructificar la gracia en nuestras vidas, debemos hacer crecer nuestros talentos. Es una tarea esencial. Ser un siervo bueno y fiel no es ser rico de palabras, de palabras buenas lanzadas al viento, o de intenciones estériles.
Se hace necesario enriquecerse con las obras, con el cumplimiento de los deberes hacia Dios y al prójimo. Tener la gracia sin hacerla crecer, es prácticamente no tenerla y al poco tiempo se pierde. El Señor nos quiere responsable de los dones que nos da.(1)
PRIMERA LECTURA
Trabaja de buena gana con sus manos.
Lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
SALMO RESPONSORIAL 127, 1-5
R/. ¡Feliz quien ama al Señor!
SEGUNDA LECTURA
Que el día del Señor no los sorprenda como un ladrón.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 5, 1-6
EVANGELIO
Respondiste fielmente en lo poco, entra a participar del gozo de tu Señor.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 14-30