Era necesario que Cristo muriera, como el grano de trigo, para que nosotros tuviésemos vida. Juan y el autor de la carta a los Hebreos, nos describen la oración del Huerto. La angustia queda superada en ella con la decisión de entregarse a la voluntad del Padre. Sólo cuando el hombre no se busca a sí mismo, es glorificado el Padre.
La muerte de Cristo fue su gloria, porque hace conocer al mundo el amor infinito y misericordioso del Padre Celeste. Reconocer a Cristo como Salvador, significa vivir en Él y para Él.
PRIMERA LECTURA
Estableceré una nueva alianza y no me acordaré más de su pecado.
Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34
SALMO RESPONSORIAL 50, 3-4. 12-15
R/. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro.
SEGUNDA LECTURA
Aprendió qué significa obedecer y llegó a ser causa de salvación eterna.
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9
EVANGELIO
Si el grano de trigo que cae en tierra muere, da mucho fruto.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 12, 20-33
Con la guía de Gloria Díaz, hagamos juntos, lectura orante de la Palabra:
Fuente: La Eucaristía Diaria