En algunas parroquias de la Arquidiócesis, estamos viviendo cambios de párroco, designaciones que se concretan a través de la llamada Misa de toma de posesión.
En este rito, presidido por un Obispo o Arzobispo, hay hermosos signos que te contamos a continuación:
Las celebración inicia con la procesión de entrada que se desarrolla, como es habitual, con la participación de la comunidad. Mientras el Obispo inciensa el altar, el nuevo párroco y los demás celebrantes ocupan sus lugares.
Se procederá a la “Lectura del nombramiento del párroco”, la “Profesión de fe” recitada por el Obispo y el juramento de fidelidad, que realiza el párroco.
A continuación, el nuevo párroco proclamará el Evangelio y se dará paso a la homilía, donde se reflexiona sobre el sentido de las lecturas, la misión del párroco y el significado de los ritos que se desarrollarán inmediatamente después.
Toma de posesión de los diversos lugares celebrativos
Mientras la asamblea permanece en su lugar, una pequeña procesión se dirige a la puerta de la Iglesia. Allí, el Obispo entrega al nuevo párroco las llaves del templo y lo invita a repicar 12 veces las campanas.
El siguiente paso es dirigirse a la pila bautismal para ser inciensada por el párroco. Prosiguen al confesionario y luego, en la capilla de la reserva Eucarística, el Obispo entrega al sacerdote la llave del sagrario. Este inciensa el Sacramento y es invitado a sentarse unos momentos en la Sede presidencial.
Finalmente, los ministros le ofrecen al nuevo párroco la casulla sacerdotal para que se revista y con ello, el Obispo le invita a besar el altar.
Concluido el rito de toma de posesión, tanto el Obispo como el nuevo párroco van a sus sedes respectivas.
La celebración Eucarística prosigue en forma habitual a partir de la oración universal.
Luego de la comunión, el párroco dirige unas palabras al pueblo y la Misa concluye con la bendición final por parte del Obispo.