Con un llamado a experimentar la alegría de Cristo Resucitado en la vida cotidiana, nuestro párroco, padre Carlos Irarrázaval nos envió un cariñoso saludo pascual que puedes ver al final de la nota.
“El Señor ha resucitado, y con Él, también resucitamos nosotros a una vida nueva. Que esta Pascua nos impulse a ser testigos de su misericordia”, expresó.
“Nos unimos en este misterio pascual contemplando las maravillas del Señor, que da su vida por la nuestra”, dijo invitándonos a “ser testigos del que está vivo, para que este mundo tan cargado de muerte pueda encontrarse con el Señor, puedan vencerse las discordias, puedan construirse puentes de encuentro y podamos vivir como hermanos. Dios permita que cada uno de nosotros sea instrumento en nuestros hogares y en nuestra patria para que eso se logre”.
“Seamos testigos de la luz de Cristo resucitado para que el mundo crea. Dios los guarde. ¡Muy feliz Pascua!”, concluyó recordándonos que debemos celebrar “con tres postres esta Octava de Pascua”.
De la Resurrección a la Misericordia
El padre mencionó en su mensaje la Octava de Pascua, los ocho días que siguen al Domingo de Resurrección y que celebramos como si fueran un solo día de júbilo pascual.
La Octava de Pascua culmina con el Domingo de la Divina Misericordia, el 27 de abril, primer domingo después de Pascua.
Instituida por San Juan Pablo II, esta fiesta nace por las revelaciones que Jesús hizo a santa Faustina Kowalska, pidiendo una celebración especial dedicada a su misericordia.
Vivamos este tiempo pascual con esperanza y compromiso, testimoniando con obras concretas el amor misericordioso de Cristo resucitado.