Este año, el Papa Francisco con motivo de la Jornada del Migrante y del Refugiado nos invita a trabajar en pro de los migrantes y refugiados pues ellos nos interpelan y debemos responder desde la misericordia. Les invitamos, por estos motivos a cooperar con la Colecta Anual del Instituto Católico de Migración, Incami, que se efectuará en nuestra parroquia en las misas del sábado 3 y 4 de septiembre.
Gracias a esta colecta el Instituto Chileno de Migración, Incami, podrá seguir difundiendo el espíritu de fraternidad con y para los migrantes en la Iglesia y en la sociedad.
En su carta de motivación a la celebración del Día Nacional del Migrante, Monseñor Galo Fernández, Obispo Auxiliar de Santiago y Presidente de Incami nos recuerda que "En la actualidad en Chile, tenemos aproximadamente 470.000 personas migrantes, la mayoría proviene de América Latina y El Caribe, otro tanto de Norteamérica y de Europa. Las migraciones han venido en aumento, pero no quiere decir que nos abocamos a una invasión. De echo, los migrantes en Chile, nunca han superdo el 3% de personas, con respecto a la población nacional. Entonces , ¿cómo es posible que no podamos acogerlos?.'"
En su mensaje Monseñor Galo también nos anima a la solidaridad con nuestros hermanos migrantes, "En este Año de la Misericordia somos invitados a hacer un poco más de lo que hacemos normalmente, Invitamos a todos para que con más entusiasmo celebremos el Día Nacional del Migrante el domingo 4 de septiembre, valorando las diferencias que nos hacen crecer y con más generosidad colaboremos con la colecta a favor de los migrantes".
ORACIÓN DEL MIGRANTE
Viajar hacia Ti, Señor, eso es vivir.
Partir es un poco morir;
llegar nunca es llegar definitivo hasta descansar en Ti.
Tú, Señor, conociste la migración,
y la hiciste presente a todo hombre que comprende
qué es vivir y quiere llegar seguro al puerto de la vida.
Tú sacaste de su tierra a Abraham,
padre de todos los creyentes.
Tú recordaste cuáles eran los caminos para llegar a Ti,
por los profetas y los apóstoles.
Tú mismo te hiciste migrante del cielo a la tierra
en el seno de tu Madre, apenas concebido,
en tu precipitada fuga a Egipto, por los caminos
sembrando el Evangelio, multiplicando el pan, sanando los
enfermos y regresando al Padre en tu ascensión.
Concédenos fe inconmovible, esperanza confiada
y alegre, caridad ardiente y generosa,
para emigrar con paz en el alma
y llegar hasta Ti cada día, y el último día.
Amén.
Mons. Francisco Valdés S. (1908-1982)