En el Mes de la Solidaridad e inspirados en el Año de la Misericordia invitamos a ser parte del nuevo programa de la Pastoral Social Creando Puentes, cuyo objetivo era establecer un vínculo y compromiso con los más necesitados, un vínculo de solidaridad cristiana entre las familias de la parroquia Santa María de las Condes y familias de escasos recursos en necesidad.
Muchas personas respondieron al llamado y han establecido lazos con sus hermanos, Teresita Sanfuentes, se ha comprometido en este proyecto y nos cuenta su motivación "¡Lo vi como una oportunidad! Siempre estoy buscando cómo devolver todo lo que yo he recibido como mujer y también como mamá".
Luego de una dolorosa experiencia de quiebre matrimonial, se siente orgullosa y agradecida de Dios por haber sacado a su familia adelante, hoy participar del proyecto Creando Puentes es una forma de agradecer al Señor por su familia. " Miro hacia atrás y veo que pude sacar a mi familia adelante y eso me hace ser una mujer orgullosa, agradecida, sensible al dolor de los demás y también, una buscadora incansable de agradecer en la caridad, en los más necesitados, todo lo que yo recibí en momentos tan difíciles y duros para mi y mi familia", dice Teresita.
El encuentro con la familia que le ha tocado acompañar ha sido una vivencia única para ella. "Ha sido una gran responsabilidad y un desafío tremendo. La gente de nuestra Parroquia ha sido muy abierta y comprensiva, no hay presión, solo apoyo y para qué decir de la Parroquia de Jesús Carpintero. El Padre Juan Ignacio y el apoyo de las colaboradoras de allá ha sido excepcional, en ningún momento nos han dejado solas en esta misión".
"La familia estaba alejada de la Iglesia y hoy ha vuelto a acercarse a ella. Eso es un regalo invaluable que he podido recibir gracias a esta obra y mañana puede ser otra. Hay muchas maneras de aportar y en la Parroquia nos dan esa oportunidad y hay que aprovecharla sin dudarlo más. Para ellos somos una ventana que se abrió y entró la luz de la esperanza y eso es maravilloso", explica Teresita.
"Lograr que se sientan acompañados, valorados y devolverles la autoestima y la fuerza para volver a creer en ellos y que piensen que la vida, a pesar de todo, sigue siendo bella, es una tarea preciosa, que se puede o no cumplir, pero con intentarlo, ya habrá valido la pena. Ser instrumentos del Señor es un regalo que no podemos dejar de tomarlo y recibirlo con amor, humildad y compromiso de acuerdo a lo que somos y podemos entregar, nunca nos pide más que eso. Darnos en lo que somos y tenemos y cada uno de nosotros sabe de eso".
Agradecemos el testimonio de Teresita y esperamos que su experiencia sea luz para todos los misioneros comprometidos en esta iniciativa.