En conferencia de prensa, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Santiago Silva Retamales, obispo castrense; junto al Secretario General, monseñor Fernando Ramos Pérez, obispo auxiliar de Santiago, dieron a conocer el Mensaje de Navidad del Comité Permanente. A continuación les compartimos el mensaje de los obispos:
PREPAREMOS UN PESEBRE PARA JESÚS
MENSAJE DE NAVIDAD 2016
Alegría por la próxima Navidad
1. En pocos días más, los cristianos del mundo entero nos reuniremos en los más variados
lugares del orbe para cantar junto con el profeta Isaías: “Un niño nos ha nacido, un hijo
nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre Consejero
maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz (Is 9,5). Una vez más, tendremos
el gozo de celebrar Navidad, la fiesta del nacimiento de Jesús, el Niño Dios.
2. También en Chile celebraremos este acontecimiento que ocurrió hace aproximadamente
dos mil años. Lo celebramos no como un simple recuerdo del pasado, sino porque
vemos en ese hecho un cambio radical en la historia de la humanidad. El Dios de la vida ha
querido compartir nuestra propia vida, con sus desafíos y fragilidades, para que la luz de la
esperanza del “Dios con nosotros” ilumine al ser humano de todo tiempo y lugar.
3. Por este motivo, nos preguntamos: ¿qué significa celebrar hoy Navidad en nuestro
país?, ¿qué realidades de nuestra sociedad pueden ser particularmente iluminadas con el
nacimiento de Jesús y con su propuesta de vida nueva? Proponemos tres ámbitos especialmente
significativos para vivir hoy en Chile los dones de la vida nueva y de la paz, regalos del
Niño Dios.
Cuidar la niñez
4. Así como Jesús nació en un pesebre en Belén, viviendo la fragilidad propia de un recién
nacido en esas condiciones, así también nosotros hemos conocido en los últimos meses
la realidad de muchos niños y niñas de nuestro país vulnerados en sus derechos y en situaciones
de riesgo apremiantes. Esta realidad nos debiera interpelar a todos y suscitar la
búsqueda de soluciones eficaces para la debida protección y cuidado de todos los niños y
niñas de nuestro país. En este sentido, apreciamos particularmente las innumerables y mayoritarias
iniciativas de instituciones no gubernamentales, colaboradoras del Servicio Nacional
de Menores (Sename), que son una prueba concreta que es posible hacer obras eficaces que
van en auxilio de los que más lo necesitan. En consecuencia, debieran contar con un decisivo
y eficaz apoyo del Estado, especialmente otorgando un financiamiento suficiente e igualitario
para que todos los niños y niñas que están en hogares de menores, sean o no del Estado,
reciban la misma protección.
Como quieren en Chile al amigo forastero
5. A los pocos días de su nacimiento, el niño Jesús tuvo que padecer, junto a María y
José, la experiencia de emigrar a Egipto para vivir allí el exilio, ya que en su tierra natal vivía
el peligro de la persecución. En aquella tierra, la familia de Nazaret encontró la acogida y el
respeto que hicieron posible su posterior regreso. Últimamente en nuestros campos y ciudades
hemos visto la llegada de muchos hombres y mujeres, venidos de países cercanos o lejanos,
que buscan en Chile una oportunidad de vida para ellos y sus familias. No nos puede
resultar indiferente su situación, sus anhelos y sus sueños. Nuestra sociedad se pone a prueba
justamente en nuestra capacidad de acoger e integrar como hermanos a quienes están
llegando a nuestro país, muchas veces desorientados y temerosos, sin los medios para salir
adelante. Asimismo, el surgimiento de esta realidad nueva hace urgente que actualicemos
nuestra legislación y los procedimientos administrativos para favorecer de manera ordenada
la acogida respetuosa de aquellos que se están integrando a nuestro país.
Estuve preso, dijo Jesús
6. Jesús, al final de su vida pública, fue apresado, juzgado y condenado a morir en la
cruz. Muchos de sus discípulos fueron encarcelados por dar testimonio de su resurrección.
Para nadie es desconocido el sufrimiento que se experimenta cuando se vive privado de libertad
en una cárcel, incluso cuando es producto de un juicio justo y correctamente ejecutado.
Sin embargo, hay situaciones especiales en las que se nos abren espacios para que como
sociedad demos signos de humanidad y podamos crecer en clemencia y misericordia. Es el
caso de aquellos que están cumpliendo una condena y, además, sufren una enfermedad
terminal o alguna alteración en sus facultades mentales que afectan gravemente sus capacidades
y disminuyen notablemente su relación con el medio y con las demás personas. Somos
conscientes de las dificultades legales que implicarían estas medidas. Pero, ¿no será el momento
en que como país busquemos los mecanismos jurídicos para que personas con estas
dificultades, siguiendo criterios objetivos, puedan continuar cumpliendo en sus casas, junto a
sus seres queridos, la condena recibida?
7. A todos los miembros de la comunidad nacional queremos desearles una hermosa y
bendecida Navidad. Que la Virgen María, quien cuidó y alimentó con infinita ternura a su Hijo
amado, cuide y alimente la vida de cada familia de Chile con el regalo de su Hijo, Jesucristo,
el Príncipe de la paz.
EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE