Nos alegra compartir la buena noticia de nuestro hermano José Miguel Carafí, candidato al diaconado permanente. El pasado 27 de diciembre se celebró en nuestra parroquia el rito de admisión del candidato al diaconado, con una misa presidida por el vicario de la Zona Cordillera, padre Rodrigo Domínguez.
José Miguel es Ingeniero comercial, tiene 59 años y participa de nuestra parroquia y también de la Unidad Pastoral San Alberto Hurtado. Fue justamente el diácono de la parroquia, Javier González, quien invitó a José Miguel al diaconado “Esa invitación me hizo sentir un llamado interior, sentí que ese era un camino para mí también”, explica José Miguel.
En este camino, el apoyo de María Cecilia Laso, su esposa y sus siete hijos han sido fundamentales. “Este llamado al diaconado lo hemos vivido junto a mi esposa, lo hemos reflexionado”. Con el apoyo de su esposa inició un año de discernimiento siendo acompañados por otro matrimonio, luego presentaron sus antecedentes a la escuela del diaconado donde comenzó su estudios, hace tres años.
En la escuela ha encontrado amigos, verdaderos compañeros de ruta, “gente muy buena, de mucho esfuerzo y entrega en sus respectivas capillas y parroquias”, dice José Miguel
¿Qué significa el Rito de Admisión recién celebrado en la parroquia?
Es el primer hito significativo y significa que la iglesia después de hacer un primer análisis de los estudiantes con su tercer año de estudio aprobado, reconoce que se percibe una vocación, que hay actitudes, capacidades. Fue una misa con mucha solemnidad en que uno adquiere un alba y en esa misa uno es presentado como candidato al diaconado y manifiesta estar dispuesto a seguir adelante.
En el Rito de Admisión también su esposa e hijos manifestaron su disponibilidad a apoyarlo en este camino. “Tiene que haber un apoyo familiar, la iglesia cree en el sacramento del matrimonio y en la unidad de la familia”, señala.
José Miguel se encuentra “en la recta final”, lleva tres años de estudio en la Escuela del Diaconado, resta poco más de dos años para finalizar y ser ordenado diácono permanente de la Iglesia de Santiago, un llamado que lo tiene muy feliz. “Siento que toda mi vida ha sido una preparación para la etapa que estoy viviendo, el diaconado permanente es la proyección de todo lo que he vivido. Agradezco a las personas que me han ayudado, a sacerdotes como el padre Julio Dutilh y al padre Nicolás Achondo que ha sido cercano, un amigo, he encontrado un gran apoyo en ellos”. También agradece a su amigo Javier González y a los demás diáconos de la parroquia, a todo ellos solo les pide una cosa “recen por mí, para servir el día de mañana de la mejor manera, con la mayor alegría”.
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