Junto a nuestro Párroco y al Coordinador del Consejo Parroquial, conversamos sobre los desafíos que se vislumbran para nuestra parroquia.
Un aspecto central que el Padre Nicolás destaca es crecer en lo comunitario. “Somos una parroquia que tiene mucha vida sacramental y poca vida comunitaria y esto no quiere decir que una sea muy buena y que la otra sea muy mala, sino que hay que lograr tener un equilibrio.”
Para ello, expresa, es vital el contacto con la gente, por ello ya tiene en mente algunas iniciativas que ayuden a que los feligreses se vinculen, como fomentar las asambleas parroquiales y realizar un retiro parroquial donde la gente vaya a rezar y puedan conocerse.
Desde la perspectiva de los laicos, Marco Antonio explica que así como en años anteriores fue importante la solidaridad y la Misericordia, este año tendrá un fuerte acento en la comunidad. “Es un año para trabajar con todos, vincularlos a todos sin querer absorber las acciones de otros grupos pastorales, pero sí complementar en lo que se pueda. La idea es que estemos conectados en lo que podamos hacer juntos, abrir espacios, nuestro norte es una parroquia abierta a la Iglesia, que la gente pueda sentir que todos tienen un lugar de acogida”.
“Queremos salir a la comunidad, retomar la Misión Territorial, ir a las casas e invitar a las personas a participar y también animar a las que quieren ayudar con la parroquia”, dice el coordinador. Sobre este último punto destaca el aporte silencioso que muchas personas están haciendo, cada una ayudando desde lo que puede.
“En el fondo el sentido de comunidad es lo que más tenemos que trabajar porque es una parroquia muy concurrida y si hay una cosa que podemos mejorar es conocernos más. Fortalecer el espíritu comunitario, ese sentido de participación en comunión, que lo hay, pero puede ser más”, dice nuestro párroco.
La invitación está hecha para que entre todos, jóvenes, familias, adultos mayores podamos seguir una mejor parroquia de brazos abiertos.