Con su modo de vivir la fe, el Papa Francisco nos enseña que hay que embarcarse cada día en la aventura de dejarse buscar y encontrar por Dios. Él nos amó primero, y está en la vida de toda persona.
Un apoyo fundamental en esta aventura es la oración: «La oración es para mí siempre una oración “memoriosa”, llena de memoria, de recuerdos, incluso de memoria de mi historia o de lo que el Señor ha hecho en su Iglesia o en una parroquia concreta.
Y me pregunto:“¿Qué he hecho yo por Cristo?¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo?” El Señor me tiene en su memoria, yo puedo olvidarme de Él, pero Él jamás se olvida de mí».