Viviendo la misericordia
La Iglesia misionera se involucra con el mundo como lo hizo Jesús con sus discípulos, lavando sus pies. Un gesto de humildad cuyo significado profundo es el de saber ponerse al servicio de los demás. «El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a los discípulos: “Serán felices si hacen esto” (Jn 13, 17)», dice el Papa. Así tiene que ser la comunidad evangelizadora, continúa, una comunidad que «se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo» (EG 24).