La misa comenzó con una rogativa mapuche, al son de instrumentos originarios del sur y signos que fueron portados por familias, matrimonios de empresarios, migrantes y religiosos.
Al comenzar su homilía, el Papa saludó a los presentes en mapudungun (el idioma originario mapuche): «Mari, Mari» (Buenos días), «Kume tünngün ta niemün» (La paz esté con ustedes), haciendo referencia al texto de San Lucas, lo que despertó un gran aplauso de los asistentes.
"Quiero saludar de manera especial a los miembros del pueblo mapuche, y los demás pueblos originarios que viven en estas tierras australes: rapanui (Isla de Pascua), aymara, quechua, atacameños, y tantos otros" prosiguió el Papa quien expresó "Esta tierra, si la miramos con ojos de turistas, nos dejará extasiados. Pero si nos acercamos a su suelo lo escucharemos cantar: "Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar", citando a Violeta Parra.
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