Ariel Rojas fue el encargado de dar la bienvenida al Papa, en tanto que María José Rivas y otros jóvenes presentaron la Cruz de Chile al Papa, de color azul, con la estrella blanca, que Francisco completó colocando en ella la cinta roja.
Después de la proclamación del Evangelio, el Santo Padre entregó su mensaje a los jóvenes, a quienes agradeció poder compartir con ellos.
Agregó que "la Virgen del Carmen los acompaña para que sean los protagonistas del Chile que sus corazones sueñan. Y sé que el corazón de los jóvenes chilenos sueña, y sueña a lo grande, porque de estas tierras han nacido experiencias que se fueron expandiendo y multiplicando a lo largo de diferentes países de nuestro continente".
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